Pesos e medidas Rosario en la tarde, como no tiene mucho que hacer, va a la tienda comprar cualquier cosa que aunque no le haga mucha falta, la justifica delante de su conciencia de mujer casada y con hijos. Cuando llegó hoy, estaban escogiendo las patatas para la sementera. Cada labriego llevaba según los ferrados que tuviese que sementar; los venticuatroavos del ferrado no se tenían en cuenta, puesto que los sacos grandes se venden por quintales y no por kilos. Este año van caros y nadie quiere sementar con simiente nueva más de dos fanegas, que ellas solas ya le comerán unos centos de pesos.
Hay también hombres con garrafas para el vino. La venta del vino para las casas se hace casi siempre por cuatro litros, 8 litros o 16 litros. El encargo requiere concentración. Primero catan un medio litro, o un 'neto', como dicen los viejos. Los más templados se contentan con tres o cuatro cuncas. Es un trabajo ir por el vino: el garrafón pesa y a veces hay que andar una legua de camino, pero tiene la ventaja de que a cada kilómetro, o menos en caso de apuro, se puede hacer una parada y confirmar la calidad del artículo.
Alguien le ayudará de buena gana al tabernero, que anda siempre con recipientes cambiando vino de un tonel para otro.Rosario compró un metro de goma, aunque quizá le sobre una cuarta, un carrete y media docena de agujas. Su suegra, en paz descnase,compraba las cosas por varas y por sesmas (la sexta parte de una vara). Si la cuenta pasaba de una peseta ajustaba diez céntimos a diez céntimos; cuando conseguía que le rebajasen un real, ya marchaba satisfecha. Rosario, con tan poca cosa, no gastó mucho, y después de un poco de chismes con una vecina, que había venido por un litro de aceite y una libra de azúcar, se fue a hacer la merienda.
Juan A. Thomas, Ph.D.
Juan A. Thomas, Ph.D.
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