14 Castellano

El vestido   Estamos a mediados de septiembre.  Doña Rosario lleva ya unos dúas preocupada, porque está a empezar el curso y los niños están poco menos que desnudos.  Es hora de ir comprando ropas nuevas que después hay mucho apuro en las tiendas.
Un jueves, temprano por la mañana, salió toda la familia Souto para Santiago. Al llegar, doña Rosario fue directa a "Berce", la tienda de una amiga suya, que vende cosas para niños y siempre le hace una gracia.  Así le compró a Lelo unos pantalones. No le dejó escoger al niño:
-Quiero estos, que son escuros y fuertes - dijo-. Total para que a los dos días me llegue a la casa con ellos todos sucios y deshilachados por la culera de andar arrastrándose...
Lelo  torcía el morro.  El queria de mejor gana unos que llevaba  un muñeco, que eran largos y que tenían cinturún.  Allí mismo le compró también una chaqueta azul con botones de metal blanco y un abrigo con capucha.  Quería llevarlo puesto, pero doña Rosario mandó que le envolviesen todo.
-Ya lo estrenarás cuando empiece la escuela- dijo.
Después fueron a "Calzados Helsinki", donde compraron zapatos para todos. Don Antón compró unas botas.  Henrique también compró calzado fuerte.  Como las calles de Santiago llevan tanta agua en el invierno...
-Para este -dijo Rosario refiriendose a Lelo- déáme unas botas  reforzadas, aún mejor me serúa comprarlle unos zuecos.  Para mi que anda a patadas con las piedras.  Deshace la punteria aún si no las calza.  Démelas del treinta, así le tienen para cuando crezca.
Cuando se dieron cuenta, Carme ya había probado a escondidas  más de veinte pared y todavía no sabía con que quedarse.
Al pasar cerca de "Tecidos a Maragata" se pararon todos delante del escaparate.  A Carme le llevaba los ojos una falda escocesa que llevaba un maniquí.
-Quiero una como aquella - dijo apenas pasaron la puerta para dentro.
Y le dieron a probar siete o ocho, hasta que encontró una que le sentaba  bien.  Mientras tanto probaba Henrique un traje gris a rayas en la sección de hombres.
-Este quédame tan bien como hecho a la medida en un sastre- le decía al padre.  Me tienen que acortar algo las perneras del pantalón.  De paso voy a mandar que le quiten la vuelta, me gustan más sin ella.
Allí mismo compró doña Rosario otros artículos de vestir:  camisas, camisetas, calzoncillos y calcetines para los hijos: sujetaroes, combinaciones y otra ropa interior para Carmiña. También compró para ella unas medias de lana.
Don Antón tocaba su bolsillo vacío mientras bajaba detrás de Salomé y pensaba para si:
-¿Y ahora con que pago yo un paraguas, una boina y un sombrero para las fiestas?
De vuelta para la casa, conducía Henrique el coche y don Antón empezó a entonar la canción aquella que habían aprendido el años pasado en san Froilán:
"Ponme la montera de tercipelo
y el chaleque de terciopelo,
los pantalones y también la faja
que compró en la feria en Lugo..."