Unos, los que mejor cantaban, prepararon una clase de comedia musical de segundo orden, que Carme ensayaba también en casa mientras fregaba la loza, con gran desesperación por parte de don Antón, que no hacía más que refunfuñar "¡Ornea el burro, señal de buen tiempo!"
Otros preparaban "Los viejos no deben de enamorarse", una pieza de teatro de Castelao, escogida por Henrique. Un grupo de niñas estaba enayando un ballet que ellas llamaban surrealista.
Los que lo estaban pasando peor eran los muchachitos de la edad de Lelo, que tenían que ensayar poesías. Lelo estaba furioso, porque le había tocado recitar una de Noriega Varela, sobre la Virgen, que decía:
En la cima de aquella sierra
está un pozo de agua fría
donde se lavan los ángeles
y también la Virgen María.
San Vicente pequeñito
anda en el monte con el ganado,
la Virgen de Pastoriza
se lo and pastoreando.
La Virgen de Pastoriza
se lo anda pastoreando.
La Virgen de Pastoriza
tiene una nave en el mar;
¿quién se la dio? ¿quién se la daría?
quien se la dió, se la pudo dar.
La Virgen de Pastoriza
bien la ví por la vidriera,
algo morenita queda
por causa del sol que la quema.
El había protestado mucho, puesto que pensaba que eso era para niñas, que los muchachos no valían para hacer esas tonterías.
El día de las representaciones todo era nerviosismo en el pueblo. Llegó contratado por el cura, un teatro de marionetas con las historietas de "Barriga Verde" y algunos hasta pensaban que iba a venir la televisión. Esta no apareció, gracias a Diós, pues salvo "Barriga Verde" y las otras marionetas, los más se lucieron poco.
Carme soltó más gallos que siete galineros. Henrique y los del teatro tuvieron un decorado tan malo que no les lució nada la obra y Lelo se equivocó un montón de veces.
