3 Castellano

La cocina   Toda la familia está reunida en la cocina.  Es donde mas caliente se está.  Todavía no acabaron de cenar.  Lelo habla hoy por los codos:
-Cuando estoy sentado en el banco no me llegan los pies al piso.  ¿Cómo hacéis vosotros?
Tío Pepe se sonrió por la sencillez del niño y dijo:
-Todavía tienes que comer mucho caldo, Lelo.  Y esto no es el piso; el de la cocina se llama chan.
-Piso es el de madera, ¿no, abuelo? - dijo Carme.
-Es, niña.  En las cocinas galegas hay muchas cosas que están  perdiéndose.  Antes, las comidas se hacían en la lareira.  Claro que no había cocinas económicas ni de gas.  Y cuando la chimenea no tiraba, andábamos todos ahumados, como si fuésemos chorizos.
- ¿Y cómo se llama esa cadena de la que cuelga la olla? - preguntó Henrique, que estaba cojiendo leña del unllar  para atizar el fuego.
-Eso es la gramalleira.  Y la armazón que sostiene todo es la burra.
Mientres los demás hablaban, Rosario y  Carme estaban ya al fregadero, fregando.  Como el agua que salía por el grifo estaba muy fría, tenían un barreño con agua caliente.  En el iban metiendo platos, fuentes, cucharas, tenedores, vasos y cuchillos.  Una frotadita con jabón y estropajo o con detergente, y, después de bien aclarados, al escurreplatos. Más tarde habría que colocarlos en el vasar; las ollas cazuelas, sartenes y pucheros en la alacena, y las cuncas, en el  vasar.
La conversación de la mesa estaba también para terminar:
- ... lo que más me gustaba a mi era sacar el pan del forno con la pala. Teníamos que tenerlo siempre ben barridito con  el escobón para que no manchase.  ¡Qué tiempos!
Se levantó de la mesa.  Con las dos manos en la cambota y mirando el fuego, dejaba que las chispas le saltasen a los pantalones.  Carme quitaba la ceniza para echarla en la borralleira.  A ella le gustaba mejor aquella lareira  que todas las cocinas de gas del mundo.